La fundación Donorkind ha demandado a un donante de semen holandés por ser padre de al menos 550 hijos y solicitó la aplicación de medidas cautelares para evitar que siga donando semen. La demanda se basa en que su actuación vulnera los acuerdos con las clínicas y los futuros padres, y el límite de 25 hijos por donante de semen que se establece en Países Bajos.

Un donante de semen holandés de 41 años, Jonathan M., ha sido demandado por la fundación holandesa Donorkind por la atribución de paternidad de al menos 550 niños en Países Bajos y en otros países, incluyendo España. La organización está pidiendo a los jueces la aplicación de medidas cautelares para que se le impida hacer más donaciones y solicita también la destrucción de las muestras de su semen que estén almacenadas, conservando solo las reservadas para las mujeres que hayan tenido un hijo suyo y deseen darle un hermano genético. Es la primera vez que se presenta un requerimiento de esta clase en Países Bajos, que fija para los donantes un máximo de 25 descendientes en los tratamientos de fertilidad.
El máximo de 25 hijos por donante de semen se estipula por dos motivos: para evitar que puedan producirse incestos involuntarios en la edad adulta y para preservar su salud mental ante la posibilidad de tener tantos hermanos de familias distintas, con los que sería imposible estrechar lazos. El abogado de Donorkind, Mark de Hek, subraya en un comunicado que la actuación del donante “es ilegal porque pone por delante su afán procreador” y vulnera, a su vez, “los acuerdos con las clínicas y los futuros padres, que se fiaron de que solo tendría 25 hijos como máximo”.
Jonathan M. había aparecido en una lista negra en su país, y en 2017, la Asociación de Ginecólogos y Obstetras advirtió de que tenía ya 102 hijos con la mediación de 11 clínicas. Él optó entonces por ofrecer sus servicios a través de internet y en el extranjero. Las clínicas holandesas de fertilización artificial se financian a través del seguro médico oficial que deben tener todos los ciudadanos. Pueden ser privadas o bien formar parte de hospitales públicos y hospitales universitarios y pagan entre 10 y 20 euros por cada donación. Están legalmente obligadas a apuntar en un registro nacional la información relativa a las donaciones de óvulos, semen y embriones y ponerla a disposición de hijos, padres y médicos de cabecera. Desde 2004, los hijos que lo deseen tienen derecho a pedir esos datos a partir de los 16 años.
El Parlamento holandés está analizando un proyecto de ley que cifra en 12 el máximo de familias, dentro y fuera de Países Bajos, con las que pueda colaborar un mismo donante. El problema es que las clínicas del sector no comparten sus datos entre ellas, y la falta de comunicación facilitó la relación entre Jonathan M. y una decena de organismos sin levantar sospechas. Cuando en 2017 le descubrieron en su país, se abrió a actuar a escala global y a través de direcciones como CoParent Match, Cyros, PrideAngel, Onewish, Kinderwunsch y Spendesperma, según el rotativo holandés Algemeen Dagblad.
La fundación Donorkind se fundó en 2007 y se dedica a facilitar el encuentro de los hijos y hermanos nacidos mediante la práctica de la donación de semen. Sus responsables subrayan que progenitores y donantes “deben primar los derechos y bienestar de los niños, algo que no ha hecho este hombre”. Una madre que en 2018 tuvo un bebé con ayuda del semen de Jonathan M. también se ha unido a la demanda. La madre, que se presenta en la web de Donorkind como Eva, explicó por qué demanda: “Si hubiera sabido que tenía ya más de 100 hijos, nunca le habría elegido”. En el comunicado publicado en la web, Eva también expresó su preocupación por las posibles consecuencias de esta situación para su hijo y exige que se lleve a Jonathan M. a los tribunales para que pare con su actividad.
Donorkind espera que los jueces citen a Jonathan M. hacia mediados de abril. Ties van der Meer, presidente de Donorkind, señala que el propio donante, “residente en La Haya, calcula que 550 es la cifra de hijos que puede tener, y ha acudido también en persona al extranjero, a países como España”. Según van der Meer, en 2017 recibieron múltiples llamadas de madres que localizaron a Jonathan M. a través de internet, y él había confirmado que pensaba seguir con su actividad y había hablado recientemente con más parejas.
En 2022, Donorkind reveló que al menos 10 médicos holandeses especializados en tratamientos de fertilidad habían utilizado su propio semen para inseminar a sus pacientes sin su consentimiento. Uno de los casos más conocidos es el de Jan Karbaat, quien resultó ser el padre de unos 80 hijos. Karbaat tenía, además, otra decena de descendientes de varias parejas sentimentales. Fallecido en 2017 a los 89 años, regentó durante cuatro décadas su clínica en Róterdam. Cuando el tratamiento fallaba, utilizaba su propio semen. Otro médico, Jan Wildschut, tuvo no menos de 34 hijos de la misma forma, y Jos Beek, un facultativo con 21 descendientes. La Asociación de Ginecólogos y Obstetras condenó todos los casos y dijo que “la relación entre el médico y el paciente es sagrada, pero aquí se ha violado la confianza depositada en el especialista”.