Este hallazgo representa una vía potencialmente útil para comprender y abordar la enfermedad, al tiempo que sugiere nuevas estrategias terapéuticas.

Investigadores han descubierto a un segundo individuo con una inusual resistencia genética al Alzheimer, lo que abre nuevas posibilidades en el estudio de esta enfermedad neurodegenerativa. Este hombre, de origen colombiano, poseía una variante genética rara que le brindaba una mayor resistencia al Alzheimer autosómico dominante (ADAD), una forma hereditaria poco común y de inicio temprano de la enfermedad.
A diferencia de lo esperado, este individuo no experimentó deterioro cognitivo hasta los 67 años, mientras que lo usual en este tipo de patología es que se manifieste a los 44 años, conduzca a la demencia a los 49 años y provoque la muerte del paciente a los 60 años debido a complicaciones relacionadas. Lamentablemente, falleció a los 74 años a causa de una neumonía por aspiración, una afección respiratoria común en personas con dificultades para tragar debido a la demencia.
El hombre presentaba una mutación conocida como Paisa en el gen PSEN1, que predispone a la enfermedad de Alzheimer autosómico dominante. Sin embargo, una variante en el gen RELN, identificada como COLBOS, lo protegió durante más de dos décadas contra el Alzheimer.
La variante COLBOS se encuentra en el gen RELN, que codifica la proteína reelina y desempeña un papel fundamental en la regulación del desarrollo y la función de las células cerebrales. Los investigadores, de Colombia, Estados Unidos y Alemania, realizaron este descubrimiento mientras estudiaban a una extensa familia de aproximadamente 6.000 personas en Colombia que poseían la mutación Paisa. Esta familia fue descubierta hace 30 años por Francisco Lopera, director del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia y coautor del estudio publicado en la revista Nature Medicine.
En cuanto a los efectos de esta mutación en el cerebro, el individuo también presentó sorpresas. Aunque el Alzheimer se caracteriza por la formación de placas de péptido beta amiloide, este individuo tenía la cantidad esperada o incluso más. Sin embargo, la formación de ovillos de proteína tau, otra característica distintiva de la enfermedad, era limitada en algunas áreas, específicamente en la corteza entorrinal, una región afectada en las primeras etapas clínicas del Alzheimer.
Tras analizar a 1.200 personas de las 6.000 con la mutación Paisa, los investigadores sugieren que la variante COLBOS puede reducir eficazmente la agregación de proteína tau y la formación subsiguiente de ovillos. No obstante, no pueden descartar que otros factores, incluyendo variantes genéticas adicionales, hayan contribuido a la resistencia del paciente a los síntomas del Alzheimer.
El equipo del doctor Lopera comparó este caso con el de Aliria Rosa Piedrahita de Villegas, una mujer colombiana que desarrolló Alzheimer 30 años más tarde de lo esperado, a los 70 años. En su caso, la mutación protectora se encontraba en el gen que codifica la apolipoproteína E (APOE) y se conoce como Christchurch.
Aunque esta paciente presentaba una acumulación elevada de péptido beta amiloide en todo el cerebro, se observó que en varias regiones había pocos o ningún ovillo de proteína tau, según un comunicado de la Universidad de Antioquia. Esto llevó a los investigadores a considerar a la APOE como una posible «diana terapéutica» contra la enfermedad, es decir, una molécula sobre la cual un fármaco puede actuar.
El doctor Lopera señala que la naturaleza llevó a cabo un experimento excepcional con estos dos individuos al dotarlos de un gen causante del Alzheimer y, al mismo tiempo, de otro gen que los protegió de los síntomas de la enfermedad durante más de dos décadas. Por lo tanto, la solución sería imitar este mecanismo de acción de las variantes genéticas protectoras mediante el desarrollo de terapias génicas o farmacológicas para las personas en riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer.
Este hallazgo es de gran importancia en la investigación del Alzheimer, ya que proporciona una nueva perspectiva sobre los mecanismos genéticos que pueden estar involucrados en la resistencia a la enfermedad y puede abrir la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos y enfoques terapéuticos. Aunque aún se requiere más investigación, este descubrimiento resalta la importancia de comprender los aspectos genéticos y moleculares del Alzheimer para combatir esta devastadora enfermedad.