Kathleen Folbigg, absuelta después de pasar 20 años en prisión por presuntamente matar a tres de sus hijos y por homicidio involuntario de su primogénito.

El fiscal general de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, anunció en una conferencia de prensa que se han presentado «dudas razonables» sobre la culpabilidad de Kathleen Folbigg en el caso de la muerte de sus cuatro hijos, por lo que ha ordenado su indulto y liberación. El caso de Kathleen Folbigg ha sido objeto de controversia durante años, ya que fue condenada en 2003 por presuntamente matar a tres de sus hijos y por homicidio involuntario de su primogénito.
Los bebés, Caleb, Patrick, Sarah y Laura, fallecieron entre los años 1989 y 1999, todos ellos con una edad inferior a los dos años. Inicialmente, se creyó que las muertes se debían al síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), una explicación común en medicina pediátrica. Sin embargo, el caso dio un giro cuando el marido de Kathleen, Craig, presentó los diarios de su esposa después de su separación. En ellos, Kathleen había escrito comentarios que parecían insinuar que las muertes ocurrieron con su «ayuda», lo que llevó a su condena.
La acusada siempre ha mantenido su inocencia, afirmando que sus hijos murieron por causas naturales. Recientemente, se llevó a cabo una revisión del caso después de que una investigación científica sugiriera la posibilidad de una mutación genética que podría causar arritmias mortales. Este nuevo informe ha sido fundamental en la decisión de otorgar el indulto, ya que plantea la «posibilidad razonable» de que tres de los cuatro niños fallecieran debido a causas naturales.
La liberación de Kathleen Folbigg ha generado opiniones divididas. Algunos argumentan que no existían pruebas directas en su contra, más allá de los comentarios en su diario, y que su condena se basó en suposiciones. Sin embargo, su caso ha provocado gran indignación en Australia, llegando a ser considerada como la mujer más odiada del país.
En palabras del fiscal general Daley, «Creo que todos debemos ponerse en el lugar de Folbigg y darle el espacio que necesita para seguir adelante con su vida; no acosarla ni perseguirla de ninguna manera. Ha sido un calvario de 20 años para ella. Le deseamos lo mejor para el resto de su vida».
La absolución de Kathleen Folbigg marca un hito en este controvertido caso y plantea interrogantes sobre la justicia y el sistema legal. A medida que se continúa explorando la posibilidad de una mutación genética como causa de las muertes, la historia de Kathleen Folbigg seguramente seguirá siendo objeto de discusión y debate en los años venideros.