Esta directiva establece un plazo de dos años para que los países miembros la adopten y, en su núcleo, presenta un cambio significativo: el reemplazo de las calderas de gas por bombas de calor.

El objetivo principal de esta medida es ambicioso: lograr un ahorro del 11,7% en el consumo de energía final y primaria para el año 2030 en comparación con el escenario de referencia en 2020.
Como informó El Español, cada país de la UE tiene la obligación de alcanzar un ahorro anual acumulativo de energía final del 0,8% durante los dos años que van de 2021 a 2023. Posteriormente, este objetivo aumentará al 1,3% en el período de 2024 a 2026, al 1,5% de 2026 a 2028 y, finalmente, al 1,9% entre 2028 y 2030. Este enfoque gradual tiene como resultado que, a partir de enero de 2026, se prohibirá la instalación de nuevas calderas de gas en viviendas, aunque se considerarán excepciones para algunas industrias intensivas, que tendrán hasta el 31 de diciembre de 2030.
¿Cuál es la alternativa que se presenta? Las bombas de calor se presentan como la solución principal. Estos sistemas de calefacción funcionan captando energía del entorno y transfiriéndola al sistema de calefacción interior. El consumo eléctrico se reduce drásticamente, ya que se centra únicamente en la activación del compresor y los accesorios.
Existen varios tipos de bombas de calor en el mercado, cada una con sus características y costos asociados:
- Sistema aire-agua: este sistema, que puede costar hasta 10.000 euros, utiliza el aire como fuente de energía para calentar el agua utilizada en la calefacción.
- Sistema aire-aire: con precios que oscilan entre 2.000 y 8.000 euros, este sistema aprovecha el aire exterior para calentar directamente el aire interior de la vivienda.
- Sistema geotérmico: esta opción, que puede alcanzar los 20.000 euros, se basa en el aprovechamiento del calor almacenado en el suelo para calefacción y refrigeración.
La transición hacia las bombas de calor no solo contribuirá al cumplimiento de los objetivos de eficiencia energética de la UE, sino que también reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero y promoverá una forma más sostenible de mantener nuestras viviendas y edificios cálidos en invierno.