
Libertad de expresión vs. sentimientos religiosos
Si bien, hemos de destacar que, aunque los jueces no dejan de apreciar lo soez y el mal gusto del que revisten esas acciones, aceptando incluso la existencia de una voluntad de provocar y escandalizar completamente innecesaria, carente de cualquier virtuosismo intelectual, éstas distan mucho de constituir el escarnio, burla tenaz y la vejación que integran el elemento subjetivo del ilícito penal.